Se cree que un hombre que busca travestis o transexuales es un homosexual encubierto. No es así. Es un varón (identidad de género: se siente masculino), es heterosexual (desea estar con una mujer…Pero trans). A estos hombres heterosexuales les atrae el cuerpo femenino, se sienten fascinados por sus curvas, la sensualidad, y hasta la libertad para el juego erótico.
Hay algunos que son tan exquisitos que rechazan cualquier gesto viril que se cuele o el timbre de voz levemente grave. Puede parecer una paradoja, pero por un lado rechazan signos de virilidad en la figura y en el comportamiento, pero la presencia de los genitales masculinos los atrae.
Están los que desean a las travestis y eligen el cuerpo “completo” que se le ofrece; otros gustan de transexuales operadas, o en vías de readecuar sus cuerpos.
En muchas de las relaciones con travestis el hombre ocupa un rol pasivo, o hay versatilidad y se intercambian los roles, práctica que una prostituta u otra mujer no podría hacer por motivos lógicos. (Aclaración: el sexo anal no es sinónimo de homosexualidad; el erotismo homosexual puede o no incluir esta práctica).