La confianza mutua, la relajación y el sentido del humor resultan bienes esenciales e invaluables para esta práctica. Los beneficios son que se sentirán más tranquilos uno con el otro, desarrollarán respeto mutuo, ¡y el sexo será más divertido!
Haz lo que sea necesario para ayudar a relajarte, pero no hagas del orgasmo tu meta final. Tu meta debe ser que ambos encuentren placer en su propio cuerpo y en el de su amante, y que celebren juntos su independencia sexual. Hagan esto mostrándose lo que hacen, observando y aprendiendo cómo y dónde tocar y abrazar, así como observando las distintas caricias y patrones de movimiento que le dan placer a tu compañero o compañera.