lunes, 14 de mayo de 2012

¿se la haz chupado a una tranny?

¿Qué hombre Gay o heterosexual no ha fantaseado en tener su pene, erecto y gordo metido dentro de una boca húmeda y cálida que le dé abrigo? ¿Quién, cuando ha podido, no ha disfrutado el gusto de sentir una lengua recorriendo palmo a palmo la piel de su miembro por la delante y por detrás? Y aún más ¿quién no ha tenido el deseo y ha disfrutado el placer de sentir su boca llena por un pene, quizá no muy grande, pero que proporciona sensaciones placenteras al sentirlo frotarse contra las paredes de la mejillas o en el paladar? ¿Quién no se ha engolosinado lamiendo lentamente el glande de su pareja, cual si fuera un barquillo lleno de miel? Pues bien, Todas estas prácticas, son formas diversas de una misma técnica sexual: la llamada felación, fellatio, sexo oral o, más llanamente mamada.
La felación, aun cuando es una práctica sexual muy solicitada, deseada y solicitada entre los gays, como toda actividad sexual, requiere de cierto aprendizaje, para lograr los mejores resultados, sobre todo porque pone en contacto dos zonas que culturalmente consideramos incompatibles, como son la boca y el pene y porque, a veces, provoca actos reflejos, como el vómito, que pueden dificultar la obtención del placer que esta practica nos puede dar. Por eso, hay que aprender a mamar para no morder nuestro objeto de placer.
La forma más sencilla de hacer una felación, empezar por imaginar que el glande de tu galán es un barquillo y entonces lamerlo suavemente con la lengua, luego recorres el pene, desde los huevos hasta la cabecita con la lengua húmeda , para continuar estimulando su frenillo, que es una de las partes más sensibles. Después, abre ampliamente la boca, para lograr poco a poco que su verga te llegue a la garganta y una vez adentro, mueve la boca de manera que su movimiento produzca un roce a lo largo de todo el tronco del miembro, mientras que al llegar a la punta del pene, la lengua entre en acción lamiendo el glande, de preferencia con movimientos rápidos y cortos, como si fuera una lengua de serpiente que toca de vez en cuando el orificio del meato urinario.