
La felación, aun cuando es una práctica sexual muy solicitada, deseada y solicitada entre los gays, como toda actividad sexual, requiere de cierto aprendizaje, para lograr los mejores resultados, sobre todo porque pone en contacto dos zonas que culturalmente consideramos incompatibles, como son la boca y el pene y porque, a veces, provoca actos reflejos, como el vómito, que pueden dificultar la obtención del placer que esta practica nos puede dar. Por eso, hay que aprender a mamar para no morder nuestro objeto de placer.
La forma más sencilla de hacer una felación, empezar por imaginar que el glande de tu galán es un barquillo y entonces lamerlo suavemente con la lengua, luego recorres el pene, desde los huevos hasta la cabecita con la lengua húmeda , para continuar estimulando su frenillo, que es una de las partes más sensibles. Después, abre ampliamente la boca, para lograr poco a poco que su verga te llegue a la garganta y una vez adentro, mueve la boca de manera que su movimiento produzca un roce a lo largo de todo el tronco del miembro, mientras que al llegar a la punta del pene, la lengua entre en acción lamiendo el glande, de preferencia con movimientos rápidos y cortos, como si fuera una lengua de serpiente que toca de vez en cuando el orificio del meato urinario.